LOS FALSOS INFLUYENTES: UN MAL ENDÉMICO RECURRENTE EN LA GESTIÓN PÚBLICA PERUANA
El modus operandi del falso influyente
El caso Guillén Anchayhua ilustra perfectamente la metodología de estos operadores. Primero, descubrió una presencia en los ministerios a través de reuniones aparentemente legítimas - como mostrar registros del Minedu que confirman sus visitas "en representación de diferentes instancias locales". Luego, utilizan estas interacciones superficiales para proyectar una imagen de cercanía con funcionarios de alto nivel. Lo que les permite generar una falsa sensación de confianza y credibilidad al momento de sus tretas.
La revelación del chat entre Guillén y el ministro Demartini es particularmente reveladora. Cuando Demartini responde " quieres aparecer algún tipo de cercanía que no existe" , expone directamente esta táctica común: la construcción de una falsa proximidad al poder. En ese sentido, el pasado 9 de enero, el ministro del Midis, Julio Demartini, realizó la denuncia contra Carlos Guillén Anchayhua, por el presunto delito de “Tráfico de influencias”.
Estos actores operan en los márgenes del poder formal, aprovechando la opacidad de ciertas estructuras administrativas y la debilidad institucional para construir redes de influencia basadas más en la percepción que en la autoridad real. Este fenómeno, lejos de ser un caso aislado, es parte de un patrón más amplio que se repite en diversas instituciones públicas. Estos falsos influyentes suelen presentarse como intermediarios de grupos de interés o representantes de comunidades, aprovechando las reuniones formales para crear una apariencia de familiaridad con los funcionarios. Una vez establecida esta imagen, intentan utilizarla para ofrecer servicios o accesorios que, en realidad, no poseen.
Las consecuencias de estas prácticas son múltiples y graves. Por un lado, socavan la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas, al generar la percepción de que las decisiones se toman en función de intereses particulares y no de criterios técnicos.
La respuesta institucional
La reacción del Ministerio de Educación (MINEDU) y del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) no se hicieron esperar y representan el tipo de respuesta institucional necesaria: un rechazo categórico y público de estas prácticas. Sin embargo, el hecho de que estos casos sigan ocurriendo sugiere la necesidad de medidas preventivas más robustas.
A través de su cuenta institucional el Ministerio de Educación liderado por el Dr. Morgan Quero, comunicó:
"Conforme consta en el registro de visitas el cual es de acceso público, el señor Carlos Guillén Anchayhua participó en reuniones técnicas con funcionarios del Minedu en representación de diferentes instancias locales", indicó el Minedu.
El caso Guillén Anchayhua sirve como un importante recordatorio de la necesidad de mantener la vigilancia contra quienes intentan manipular las instituciones públicas mediante la apariencia de influencias. La transparencia en los registros de visitas y la documentación de comunicaciones son herramientas cruciales, pero igual de importante es la disposición de los funcionarios a denunciar y desmentir públicamente estas conexiones falsas.
Como lo señala el comunicado del Ministerio de desarrollo e inclusión social (MIDIS), liderado por el Dr. Julio Demartini:
Lo que hace particularmente interesante el caso Guillén Anchayhua es la evidencia documentada de cómo estos operadores políticos intentan construir capital social a través de interacciones mínimas con funcionarios de alto nivel. El intercambio de mensajes con el ministro Demartini revela una táctica común: la instrumentalización de contactos superficiales para proyectar una imagen de influencia significativa.
Es lamentable que, bajo el pretexto de representar a la sociedad, algunos individuos busquen sacar provecho personal de sus acercamientos a las instituciones públicas. Es crucial implementar filtros rigurosos para evitar que los funcionarios de alto nivel reciban a personas sin previo análisis de sus eventuales propósitos, así evitar exponer a los altos funcionarios y de esa forma desacrediten a las instituciones del Estado ante la opinión pública.
En conclusión, el caso de Carlos Guillén Anchayhua nos alerta sobre la necesidad de mantener una vigilancia constante frente a aquellos que intentan manipular las instituciones públicas en beneficio propio. La transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana son herramientas fundamentales para combatir este tipo de prácticas y fortalecer la confianza en el Estado.
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