“Abraza tu Cole”: el Estado convoca, el país entero está llamado a responder
Por Leonardo Serrano Zapata
En medio de la precariedad de la escuela pública peruana —techos que se caen, pisos que se hunden, aulas sin ventilación ni dignidad— el Ministerio de Educación ha lanzado la estrategia nacional “Abraza tu Cole”, mediante la Resolución Ministerial N.º 085-2025-MINEDU. No es una iniciativa más. Es un llamado a la conciencia cívica y empresarial del país. Es el intento, tardío pero urgente, de romper con una inercia estatal que ha postergado por décadas las condiciones mínimas para enseñar y aprender.
Se trata de una política que propone, desde el nombre mismo, una metáfora poderosa: la escuela como un cuerpo que necesita ser abrazado, contenido, protegido y reparado. Pero también como un territorio común desde donde se puede reconstruir el pacto social entre el Estado, la comunidad y la empresa privada.
No es solo infraestructura. Es una estrategia de gerencia social con enfoque territorial que articula a municipios, directores, familias y empresas para intervenir de manera directa sobre el deterioro estructural de las instituciones educativas públicas. Se busca no solo mejorar aulas y mobiliario, sino reconstruir vínculos sociales rotos: confianza, pertenencia, corresponsabilidad.
En un país donde casi el 70% de colegios requiere intervención urgente, según el Plan Nacional de Infraestructura Educativa, “Abraza tu Cole” ofrece un mecanismo institucional para canalizar aportes privados de forma segura, eficiente y con enfoque educativo. Y aquí está el punto crucial: se requiere mucho más que donaciones simbólicas o actos de filantropía puntual. Se necesita compromiso empresarial real y sostenido.
Desde hace más de cuatro décadas, el premio Nobel de Economía Theodore Schultz demostró que la educación no es un gasto, sino una inversión en capital humano, indispensable para que un país crezca con equidad. En esa misma línea, Gary Becker (también Nobel) cuantificó cómo cada año adicional de estudios mejora la productividad individual y colectiva. No hablamos de utopías: hablamos de evidencia empírica. De ciencia económica aplicada a la política pública.
Y sin embargo, en el Perú, todavía tratamos a la escuela pública como un problema ajeno. Como una carga que debe soportar solo el Estado, mientras el sector privado, con contadas excepciones, mira hacia otro lado. En esta omisión hay una profunda irresponsabilidad histórica. Porque sin talento humano formado, no hay innovación, no hay competitividad, no hay país.
El Perú es un país donde hablar de responsabilidad social empresarial suele quedarse en retórica de eventos corporativos. “Sostenibilidad”, “impacto positivo”, “valor compartido”… frases bonitas que muchas veces esconden prácticas extractivas o indiferentes con el entorno.
El economista argentino Bernardo Kliksberg, referente de la gerencia social en América Latina, lo ha dicho con claridad: “La empresa no puede ser ética si no invierte en educación, salud y reducción de desigualdades en su territorio de influencia.” No hay responsabilidad social posible sin justicia social. Y no hay justicia social sin educación pública digna.
“Abraza tu Cole” ofrece una oportunidad concreta para cambiar ese paradigma. Para que la empresa deje de ser observadora pasiva y se convierta en agente de transformación real. No se trata de que pague lo que el Estado no puede. Se trata de que asuma su rol como actor social con capacidad de incidencia territorial.
Desde una visión de gerencia social, la escuela no es un lugar donde solo se enseñan cursos: es un centro cívico, un espacio de reconstrucción del tejido social, un bien común. Y como tal, merece ser defendido. La estrategia “Abraza tu Cole” tiene el mérito de devolverle centralidad a este espacio olvidado.
Pero para que funcione, necesita más que normas y discursos ministeriales. Requiere voluntad política, liderazgo local y participación activa de las comunidades. Y sobre todo, necesita que el empresariado deje de entender la educación como un gasto filantrópico y empiece a verla como lo que es: la inversión más estratégica que puede hacer en su propio futuro.
En el Perú actual, donde la neutralidad se ha convertido en una forma elegante de no comprometerse, hablar de “Abraza tu Cole” no es solo referirse a una estrategia educativa. Es tomar postura. Es decir con claridad que la educación pública no puede seguir siendo el último eslabón del presupuesto nacional, ni el primer chivo expiatorio del desgobierno.
Los colegios no pueden seguir siendo monumentos al olvido estatal. Si queremos democracia, equidad y desarrollo, debemos empezar por los lugares donde se forma la ciudadanía. Y esos lugares —las escuelas públicas— están pidiendo a gritos ser abrazados.
“Abraza tu Cole” no solucionará todos los problemas de la educación peruana. Pero puede ser el inicio de un nuevo modelo de cooperación entre Estado, empresa y ciudadanía. Un modelo donde todos entienden que la escuela no es de un ministerio, ni de un alcalde, ni siquiera de un director: la escuela es del país.
Y si no somos capaces de abrazarla hoy, no habrá mañana que podamos reclamar con dignidad.
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