Confianza negociada, democracia hipotecada.
Por Leonardo Serrano Zapata.
El reciente voto de confianza otorgado al gabinete Arana confirma lo que muchos sospechábamos: buena parte del Congreso ya no legisla para la república, sino para sus intereses de campaña. Basta revisar las cifras y los encuentros tras bambalinas para entenderlo sin rodeos.
62 votos a favor, 27 en contra y 9 abstenciones. trece votos menos que su antecesor, Gustavo Adrianzén, quien ahora representa al Perú en la ONU. ¿Significa esto un respaldo sólido? No. Cálculo significativo. Campaña significativa anticipada. Negociaciones significativas disfrazadas de gobernabilidad.
¿Acaso es normal que, en solo tres días, el ministro de Educación, Morgan Quero, se reúna con siete congresistas de distintas bancadas justo antes de la votación de confianza? Sin amores. Es estrategia. ¿Existe intercambio de favores a la costa de la supuesta estabilidad del país?
¿Los acercamientos de Morgan Quero habrían dado fruto? En esos tres días se reúne con al menos siete congresistas de diversas bancadas aliadas al régimen de la presidente Dina Boluarte. Estas reuniones incluyeron a Guido Bellido (Podemos Perú), José Jeri Enrique Alva (Somos Perú) y Jeny López (Fuerza Popular) el 6 de junio; a Segundo Montalvo (Perú Libre) y Jorge Marticorena (Alianza para el Progreso) el 10 de junio; así como a Diana Gonzales (Avanza País), Raúl Huamán y Nilza Chacón (ambos de Fuerza Popular) el 9 de junio.
Mientras tanto, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Somos Perú, Acción Popular, el Bloque Magisterial, Avanza País y Honor y Democracia mantienen su respaldo incondicional a la presidenta Boluarte. ¿Respaldo a un proyecto de país? Difícil de creer. Más bien, respaldo a un gobierno que, de no recibirlo, podría desgastarlos más de cara a las elecciones generales de 2026.
En contraste, bancadas como Podemos Perú, Perú Libre, Renovación Popular, Cambio Democrático–Voces, la Bancada Socialista y el Bloque Democrático prefieren aparentar distancia para no pagar costos políticos. Distancia que dura lo que dura una campaña. Casi nada.
¿Hasta cuándo vamos a normalizar que la confianza se negocia en pasillos y se disfrace de patriotismo en el hemiciclo? ¿Quién paga el precio de estas transacciones? La respuesta es obvia: la población que sigue esperando reformas reales en educación, seguridad y economía.
No se trata de condenar la política de alianzas. Se trata de exigir transparencia. De recordar que la confianza no es un cheque en blanco para asegurar reelecciones, ministerios ni embajadas. A esto se suma la reciente polémica en el Ministerio de Cultura, a cargo de Fabricio Valencia Gibaja. No es casualidad que la pugna por ministerios considerados “menores” sea parte de estas negociaciones, en un país donde muchos ven la cultura como botín y no como patrimonio.
La intención de reducir la poligonal protegida de las Pampas de Nazca en subió las alarmas de arqueólogos, académicos y ciudadanos que entienden que abrir la puerta a la minería ilegal y al tráfico de terrenos es hipotecar, literalmente, nuestra historia milenaria. Según Perú 21, el titular del MINCUL participó el viernes 25 de abril de 2025, entre las 10:30 am y 11:00 am, en una reunión de trabajo sobre la “poligonal Nasca”. Esto deja claro que lo vienen preparando desde hace tiempo. La viceministra Moira Novoa intentó apagar el incendio prometiendo mesas técnicas, consensos y unidades ejecutoras que aún no existen. Solo han cambiado de estrategia para darle “legitimidad” a lo que, a todas luces, contradice la protección del patrimonio cultural de la nación.
Según fuentes del Ejecutivo, hay legisladores que condicionaron su voto de confianza a cambio de la salida del titular del MINCUL. Así que, al parecer, este viernes 13 —fecha siempre asociada a malos presagios— será recordado como aquel en que, en un acto de lealtad, veremos inmolarse al “ministro del amor” o “del búnker del amor”. Salvo que presente su renuncia.
La confianza negociada de hoy es la democracia hipotecada de mañana. Y la paciencia ciudadana —como la historia— tiene límites.
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