Mario Vizcarra, precandidato a la presidencia por el partido político Perú Primero a su hermano Martín Vizcarra: “Tengo gente que no iba a votar por ti, ahora va votar por mí”.

Por Leonardo Serrano Zapata.

Durante la entrevista matutina que Rosa María Palacios le realizó a Mario Vizcarra precandidato a la presidencia por el partido político Perú Primero y hermano del expresidente Martín Vizcarra, hoy condenado a 14 años de prisión efectiva por presunto cohecho al haber recibido S/1 millón en coimas por la obra Lomas de Ilo y S/1,3 millones por el Hospital de Moquegua, además de 9 años de inhabilitación de la función pública.

El precandidato muy risueño, dejó una frase que merecería un análisis más detenido: "Tengo gente que no iba a votar por ti, ahora va votar por mí". Esto lo dijo horas antes de que se hiciera pública la sentencia.

¿Qué nos estaría diciendo realmente Mario Vizcarra con esta afirmación? ¿Sería acaso una declaración velada de distanciamiento estratégico en medio de la campaña, calculada para que la sentencia de corrupción no manchara sus aspiraciones electorales? La pregunta no sería trivial. ¿Qué tan convencido estaría Mario de que podría atraer más votos que su propio hermano, el fundador de Perú Primero?

Señor Mario, ¿de dónde saca usted esa certeza? ¿Quién lo habrá convencido de que quienes no votarían por Martín ahora lo harían por usted? La pregunta no sería caprichosa: usted ingresó a la arena política precisamente por su hermano, como su siamés en el tablero electoral. Y hasta el momento parecería creer en algo que la propia Palacios le recordó durante la entrevista: el endose electoral no es común en el Perú. Los votos no se transfieren como si fueran cheques bancarios. ¿Será entusiasmo desbordado o nos estaría anticipando una cirugía de separación de siameses políticos? La respuesta quedaría por verse.

Lo cierto es que Mario Vizcarra habría desperdiciado, una vez más, la oportunidad para presentar propuestas concretas para el país. Salvo mencionar que indultaría a expresidentes si la comisión de indultos así lo recomendara, propuesta que Palacios desmontaría al recordarle que esa comisión la designaría él mismo a través de sus eventuales ministros, durante la entrevista el precandidato no ofreció soluciones tangibles.

Hablando en serio: ¿qué le propone al país más allá del discurso de victimización que también utiliza Pedro Castillo? El argumento de que "mi hermano es un perseguido político" quizás se lo creen sus cercanos y sus bases partidarias, pero ¿qué le ofrecería al resto del electorado? ¿En qué momento hablará de soluciones concretas en educación, salud y seguridad ciudadana? Al menos en esos sectores fundamentales, y luego veríamos el resto.

Muchos candidatos juegan a lo mismo: evitar el debate de fondo, esquivar las propuestas específicas y sustituir los planes de gobierno con frases para tik tok o denuncias de persecución. La pregunta que deberíamos hacernos como ciudadanos sería simple pero urgente: ¿dónde están las propuestas?

Hasta que eso no ocurra, seguiremos atrapados en el mismo círculo vicioso. ¿Por quién votar en estas elecciones? ¿Por los expresidentes que se presentan como presuntas víctimas del macabro sistema que solo los perseguiría a ellos? Bueno, a Keiko, López Aliaga también y recientemente a Acuña. ¿No les parece trillado que cada vez que un político debe enfrentar a la justicia utiliza el mismo discurso gastado? Si es de derecha diría "los caviares del Poder Judicial", el centro hablaría de "los poderes fácticos" y la izquierda denunciaría "la mafia en el Poder Judicial". Mismo libreto, distintos actores.

Igual tenemos que ir a votar, ¿por quién? A seguir informándose, no quedaría otra. Salvo que te diera lo mismo votar por quienes tienen sentencias y carpetas de investigación en el Poder Judicial. Pero si te importa un poco el futuro del país, la tarea es clara: leer, comparar, exigir propuestas y no dejarse seducir por los cantos de sirena de la victimización política. Porque al final, el Perú no se construye con discursos de persecución, sino con gobernantes que realmente quisieran gobernar, digo gobernar, transformar el país es otro cantar.